En una reciente sentencia de 28 de agosto de 2018 -asunto Savva Terentyev v. Rusia– el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha concluido que el Estado demandado vulneró el derecho a la libertad de expresión del recurrente amparado por el artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Esta resolución tiene especial relevancia por varias razones: insiste en la importancia del contexto para valorar expresiones que pueden ser ofensivas o insultantes; recuerda que ciertas instituciones, como la policía, están sujetas a un nivel de crítica especial, incluida la que pueda molestar u ofender; reitera la especial tutela de la libertad de expresión durante los procesos electorales; declara que la incitación al odio sancionable debe recaer sobre colectivos tradicionalmente discriminados y que estén en situación de vulnerabilidad, en los que, como es obvio, no se incluyen las fuerzas policiales; finalmente, no quedó acreditado que las expresiones del demandante hubieran expuesto a los agentes de la policía a un riesgo real e inminente de violencia física.
Según los hechos probados, el demandante, un joven bloguero, fue condenado a un año de cárcel por haber incitado al odio a través de comentarios insultantes sobre agentes de policía que fueron publicados en un blog en el contexto de la actuación de las fuerzas de seguridad durante un proceso electoral en la provincia de Komi; sus palabras textuales fueron: “I disagree with the idea that ‘police officers still have the mentality of a repressive hard stick in the hands of those who have the power’. Firstly, they are not police officers but cops; secondly, their mentality is incurable. A pig always remains a pig. Who becomes a cop? Only lowbrows and hoodlums – the dumbest and least educated representatives of the animal world. It would be great if in the centre of every Russian city, on the main square … there was an oven, like at Auschwitz, in which ceremonially every day, and better yet, twice a day (say, at noon and midnight) infidel cops would be burnt. The people would be burning them. This would be the first step to cleansing society of this cop-hoodlum filth.”
Para el TEDH el demandante empleó palabras muy gruesas y expresiones vulgares e insultantes pero lo hizo, en primer lugar, en el contexto de un debate sobre sobre un asunto de interés público y de alcance general como la presunta implicación de las fuerzas policiales en actividades para silenciar y amedrentar a la oposición durante una campaña electoral. “The Court reaffirms that it is particularly important in the period preceding an election that opinions and information of all kinds are permitted to circulate freely”.
En segundo lugar, parece claro que algunas de esas expresiones, como las referencias a Auschwitz, tienen un claro sentido metafórico y con ellas no se pretendía ofender a quienes realmente fueron víctimas de ese campo de exterminio. “… the text in question does not reveal – and it has never been held otherwise by the domestic courts, nor has it been argued by the Government – any intention to praise or justify the Nazis’ practices used at Auschwitz. The Court has previously held that a reference to the Auschwitz concentration camps and the Holocaust alone is insufficient to justify an interference with a freedom of expression, and that its impact on the rights of others should be assessed with due regard to the historical and social context in which that statement was made… More generally, recourse to the notion of annihilation by fire, in itself, cannot be regarded as incitement to any unlawful action, including violence, either. The Court has previously accepted that symbolic acts of this kind can be understood as an expression of dissatisfaction and protest rather than a call to violence (see Christian Democratic People’s Party v. Moldova (no. 2), 2 February 2010, in which a flag and a picture of a State leader were burnt, and Stern Taulats and Roura Capellera v. Spain, 13 March 2018, concerning the burning of a photograph of the Spanish royal couple). The Court has observed in paragraph 72 above that in the present case the applicant’s reference to “[ceremonial]” incineration of “infidel cops” can be regarded as a provocative metaphor, a symbol of “cleansing” of the police of corrupt officers, rather than an actual call to violence. As noted in paragraph 68 above, Article 10 protects not only the substance of the ideas and information expressed, but also the form in which they are conveyed”.
En tercer lugar, las ofensas no se dirigieron contra concretos policías sino contra la institución en general, que, como dice el TEDH, difícilmente se puede considerar un grupo que necesite una protección especial sino que, al contrario, se trata de una entidad pública, que como otras de su especie, debe tener mayor grado de tolerancia ante las palabras ofensivas. Finamente, no quedó acreditado que las expresiones del demandante hubieran expuesto a los agentes de la policía a un riesgo real e inminente de violencia física.
En palabras del TEDH, “the Court further considers that the police, a law-enforcement public agency, can hardly be described as an unprotected minority or group that has a history of oppression or inequality, or that faces deep-rooted prejudices, hostility and discrimination, or that is vulnerable for some other reason, and thus may, in principle, need a heightened protection from attacks committed by insult, holding up to ridicule or slander… In the Court’s view, being a part of the security forces of the State, the police should display a particularly high degree of tolerance to offensive speech, unless such inflammatory speech is likely to provoke imminent unlawful actions in respect of their personnel and to expose them to a real risk of physical violence. It has only been in a very sensitive context of tension, armed conflict and the fight against terrorism or deadly prison riots that the Court has found that the relevant statements were likely to encourage violence capable of putting members of security forces at risk and thus accepted that the interference with such statements was justified… is furthermore of relevance that the applicant’s remarks did not attack personally any identifiable police officers but rather concerned the police as a public institution. The Court reiterates that civil servants acting in an official capacity are subject to wider limits of acceptable criticism than ordinary citizens (see Mamère v. France), even more so when such criticism concerns a whole public institution. A certain degree of immoderation may fall within those limits, particularly where it involves a reaction to what is perceived as unjustified or unlawful conduct of civil servants”.
El TEDH, sin usar, claro, esta frase, alude al efecto “Barbra Streisand” para valorar el impacto de las expresiones juzgadas, que tuvieron una amplia difusión desde el momento en el que fueron objeto de persecución criminal mientras que previamente habían tenido una escasa repercusión.
En suma, nos encontramos ante una condena desproporcionada e innecesaria en una sociedad democrática y la sentencia del TEDH nos recuerda el especial valor de la libertad de expresión en contextos electorales, máxime si se ejerce de forma metafórica en el seno de un debate público sobre la actuación de las fuerzas de seguridad.
Me he ocupado de estas cuestiones, con el profesor Germán Teruel, en el libro La libertad de expresión en América y Europa (Juruá, 2017); respecto al discurso del odio puede verse, entre otros, el libro coordinado por los profesores Lucía Alonso y Víctor Vázquez Sobre la libertad de expresión y el discurso del odio: Textos críticos (Athenaica, 2017).
La libertad de expresión esta llegando a su «exterminio» por decirlo de alguna manera. La libertad de expresión, tal y como se define es un derecho a la libertad de opinión y de expresión que no debería de ser vetado de una manera tan sumamente exagerada como por ejemplo en la de este caso. A veces esta libertad da a lugar a ofensas pero no deja de ser un derecho a opinar sobre algo en concreto y poder expresarse libremente sobre ello. Muy buena exposición del caso. Un saludo
Muchas gracias por tu comentario, Paula. Un saludo, Miguel Presno
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