En el Pleno parlamentario de la Junta General del Principado del pasado jueves 27 de abril el Consejero de Presidencia respondió, a la pregunta de la diputada Concha Masa, que no se modificará la normativa vigente para eliminar la prohibición de la música en directo en los bares «hasta que no haya un consenso entre todos los sectores afectados».
Su respuesta me recuerda que Thomas Darnstädt, antiguo director de la sección de Política de la revista “Der Spiegel”, publicó en 2004 el libro Die Konsensfalle. Wie das Grundgesetz Reformen blockier, editado en España en 2005 con el título abreviado de La trampa del consenso. En esta obra se explica cómo, durante mucho tiempo, a la hora de resolver los conflictos en materia de organización territorial prevaleció en Alemania una política de bloqueo a cualquier tipo de reforma porque no había “consenso” entre todos los actores políticos. A esta situación también se ha referido nuestro Tribunal Constitucional (STC 238/2012, de 13 de diciembre) recordando que, sin ser inconstitucional, “la exigencia de un mayor grado de consenso lleva aparejado el surgimiento de las minorías de bloqueo… realidad seguramente indeseable en el funcionamiento del sistema en la medida en que puede llevar al estancamiento en la toma de decisiones…”
Ese estancamiento en la toma de decisiones ocurre exactamente ahora con la normativa vigente en Asturias pero la situación es, a escala, mucho más absurda: en los bares con la correspondiente licencia se puede emitir música grabada hasta 90 decibelios pero no música en directo hasta ese mismo volumen. ¿Por qué?
La respuesta no puede ser el «ruido», tampoco lo que ocurre fuera de los bares en forma de comportamientos poco cívicos, basura en las calles, voces a horas intempestivas,…, pues este tipo de situaciones se produce, con aparente «consenso» o, cuando menos, impunidad ciudadana e institucional, habitualmente.
La negativa a hacer algo que depende de un responsable político hasta que haya consenso entre los sectores afectados es la misma negación de la política y, por tanto, del propio Consejero. El consenso es algo atípico en una sociedad plural, donde lo que abunda es el pluralismo y, por tanto, el disenso. Con consenso la política y el derecho, además del propio Consejero, están de más. La política y el derecho existen para que puedan funcionar sociedades complejas y plurales.
En suma, al Consejero le puede parecer bien que no se pueda tocar música en directo en los bares, en cuyo caso es lógico que no esté por la modificación de la actual normativa; la alternativa es que eso le parezca mal, en cuyo caso lo que debe hacer es promover los cambios, no esperar que «los sectores afectados» le resuelvan «sus» problemas.
Sobre la vertiente jurídico-administrativa de este asunto publiqué hace poco Tócala en directo, Sam.
Pingback: La “trampa del consenso” | Música en Asturias
Pingback: Revista de prensa: “NI UN ACORDE DE MENOS, NI UN DECIBELIO DE MÁS” | Música en Asturias