Una de las claves -no la única, claro- para entender los resultados electorales en los comicios al Parlamento Europeo es que en estas elecciones el sistema es mucho más proporcional que en las demás elecciones que se celebran en España.
En primer lugar, hay una circunscripción única y no 52 como en las elecciones al Congreso de los Diputados; así, ningún voto «se pierde» ni queda fuera del recuento.
En segundo lugar, se trata de elegir a un número alto de representantes (54), lo que permite que la fórmula D’Hondt despliegue de verdad sus efectos proporcionales, cosa que en las elecciones al Congreso únicamente puede hacer en circunscripciones grandes como Madrid, Barcelona o Valencia, pero la inmensa mayoría son circunscripciones pequeñas o medianas (no más de 10/12 diputados y la mayoría con menos) y ahí la fórmula D’Hondt no opera de manera verdaderamente proporcional.
En tercer lugar, en las elecciones al Parlamento Europeo no hay barrera electoral (del 3 o del 5%) como en las elecciones al Congreso, municipales y a los Parlamentos autonómicos; eso permite que ninguna formación política se quede sin escaño por no superar la barrera electoral. Si la hubiera del 3% hoy se quedarían fuera tres formaciones políticas y 4 diputados irían, probablemente, a los partidos más votados; si fuera del 5% se quedarían fuera 4 formaciones y habría que repartir esos 6 escaños entre las demás.
El sistema sería más proporcional si en lugar de la fórmula D’Hondt (dividir los votos de cada candidatura entre los números del 1 al 54 -al ser 54 diputados- para escoger los mayores cocientes) se empleara la fórmula Sainte-Laguë (se divide entre los impares: 1, 3, 5, 7,…). Se puede ver en el siguiente ejemplo donde con unos mismos resultados en términos de votos cambia la distribución de los escaños
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